Saga Perdidos, sinopsis.

viernes, 6 de mayo de 2011

Capitulo 04

Tome una rama que estaba cerca de mí y me levante de un salto, tirando del brazo a Jaz para que se ubicara detrás de mí.
-¿Qué carajo están haciendo aquí?- la voz de un hombre hizo que nos sobresaltáramos.
-Kit! Pedazo de imbécil! Nos asustaste!
Solté el aire que había estado conteniendo en mis pulmones. No era nadie que venía a atacarnos ni nada parecido. Era Kit, el hermano de Jaz.
-¿Puedes bajar ese palo Em, por favor? ¿Planeabas picarme con el hasta la muerte?- bromeo Kit, haciéndome notar que todavía sostenía mi patética arma en la mano, y lo apuntaba directamente a él.
-Lo-lo siento- le dije poniéndome de todos los colores.
-Te pregunte, ¿ qué estás haciendo aquí?- pregunto Jaz enojada
-Hace como 1 hora que sonó la campana, y deberías haber vuelto a casa, en cambio desapareciste sin dar aviso. Supuse que estarías aquí.- Kit no parecía sentir ningún tipo de remordimiento por haber entrado a nuestro santuario sin permiso.
-Ah! Ya entiendo- Jaz hablo escupiendo sarcasmo por entre los dientes- te preocupaste por tu hermanita menor, ¿no es cierto?
-Claro, que te piensas- le contesto Kit ofendido
- Y, que en realidad, más que preocuparte, te tuviste que quedar en el negocio solo sin ayuda.
Jaz y Kit no tenían padres, habían desaparecido hacía muchos años, sin razón aparente y los habían dejado huérfanos. Habían sido criados en un hogar adoptivo, hasta que Kit cumplió los 16 años y fue capaz de tomar las riendas del negocio familiar solo y Jaz podía entrar a trabajar en los campos. Huérfanos y todo, el tener un negocio, los hacia muy importantes en nuestro pequeño pueblo. Kit se ocupada de reparar objetos, como palas, rastrillos y cualquier tipo de artefacto que se rompiera, no solo en los campos, sino en las casas, era un eslabón imprescindible en este sector, sin él, probablemente nos estancaríamos, porque el Gobierno no nos manda nuevos utensilios y nos arreglamos con lo que tenemos, y lo que tenemos es a Kit.
-Bueno… el negocio estuvo bastante concurrido hoy, me hubiese gustado un poco de ayuda- dijo avergonzado
-Ok, pero no era necesario que vinieras hasta aquí, podrías arreglártelas solito unas horas, ¿o no?- le dijo Jaz a su hermano
-Obvio que puedo! Pero estaría genial que me avisaras si vas a desaparecer- se sentó y continuo- vino un montón de gente hoy, los Sherman, el Sr Telson, ese tal Spilt…
-Gaeb Spilt?- pregunte sobresaltada
-Sí, ese mismo, fue raro, porque no trajo nada para reparar, necesitaba soldar unas cosas, unas trozos de metal sin función aparente, aunque el pareció muy preocupado porque lo ayudara
¿Qué estaría tramando Gaeb? ¿Tendría algo que ver con las cámaras? Debía investigar esto a fondo…
-Bueno, mejor vámonos- Jaz me saco de mis cavilaciones- en un rato va a oscurecer y ya empiezo a sentir como baja la temperatura.
Asentí levemente y comenzamos a caminar, Jaz y Kit por delante mío hablando de algo a lo que no prestaba ni la más mínima atención.
Mis pensamientos estaban puestos en Gaeb. Tenía que hablar con él, encontrar la manera. Él sabía que estaba sucediendo, y algo estaba haciendo, algo estaba tramando y yo necesitaba saber que era.


*
Luego de haber preparado la cena y una vez verificado que mi padre se encontraba profundamente dormido (debido quizá a un pequeño agregado de hierbas a su té) me escabullí por la ventana que daba a la parte trasera de la casa, para evitar de esa manera ojos curiosos.
Nuestro pueblo era como una línea recta, donde en cada punta había una especia de bosquecillo, y por delante se encontraba todo el campo de trabajo. Mi casa se encontraba a 2 casas del bosquecillo Este. La de Gaeb estaba dentro del bosque Oeste.
Comenzó a caminar por detrás de las casas, a paso lento y silencioso, y aunque tenía puesta mi ropa térmica, estaba calada hasta los huesos, y bastante asustada. Si alguien me veía, seria llevaba frente al comité disciplinario. A la medianoche comienza el toque de queda, y todo aquel que este fuera luego de esa hora es castigado. Gracias a Dios, la oscuridad reinaba en este paramo y hoy era mi compañera y ayudanta.
Luego de unos 20 minutos de caminata, obtuve unos labios entumecidos, una nariz congelada y la mitad de mi plan concluido. Había llegado por fin a la casa de Gaeb. Era una pequeña choza, muy rustica, escondida entre los escuetos árboles.
Ahora comenzaba la parte difícil: entrar a la casa o de alguna manera lograr que Gaeb notara que estaba ahí. Y solo se me había ocurrido una manera. Recordaba que la ventana de su cuarto era la que estaba en el costado derecho de la casa, iría, golpearía la ventana y rezaría porque él siga utilizando ese cuarto.
Cuando me estaba dirigiendo a dar vuelta la casa escuche un crujido detrás de mí, una rama rota.
Estaba paralizada, quien quiera que estuviera ahí fuera en ese momento ya tendría que haberme visto, no podría correr, cualquiera sería más rápido que yo. Lo único que me quedaba era enfrentarme a quien sea que estuviera allí con valentía.
Lentamente me di vuelta. No había nadie, o por lo menos yo no podía distinguir a nadie, pero sentía que alguien me miraba.
De repente, una figura salió de entre los árboles y pronuncio mi nombre.


*
Todo el color había abandonado mi rostro. Gaeb es encontraba justo enfrente mío mirándome con los ojos bien abiertos.
-¿Em? ¿Qué estás haciendo aquí?- sonaba enojado
-Ee… yo… te… es que…- me había quedado sin palabras, no sabía que decirle.
-¿Tu qué? ¿Qué has venido a hacer aquí?- sonaba cada vez más enojado
¿Por qué me hablaba así? Está bien, yo había aparecido de la nada, en medio de la noche, en su casa, estaba rompiendo el toque de queda, pero el también, podría tratarme con más gentileza. Ahora la que se estaba enojando era yo.
-Vine para hacerte algunas preguntas, solo eso, no es necesario que saques un arma y me dispares.- le dije con una mueca sarcástica en el rostro.
- Que? No.. yo… ¿qué?- ahora sonaba confundido
-Mira, no tienes por qué enojarte, solo vine a hacerte algunas preguntas, porque creo que tú sabes algunas cositas que considero que son importantes.
-¿Y tenías que escabullirte por entre el bosque para preguntarme?
-Pues… si, supongo. Sabes que nadie debería vernos hablar.
-Claro que lo se mensa- uso el apodo que me había puesto cuando éramos niños. Me ruborice- Bueno, eso ya no importa. No sé qué respuestas estas buscando, yo no sé nada.- Descubrí que le temblaba la voz.
-¿Tú no sabes nada?¿ O no quiere decirme nada?¿ Y a propósito, que hacías caminando solo a estas horas?-Mis mejillas volvieron a su color natural y mi enojo iba en aumento, alguna respuesta iba a tener que darme, no me iba a ir sin una.
-Eso no es de tu incumbencia, pero sabes, los pájaros cantan, el viento sopla fuerte…
Oh mierda ¿y a este que le pasa?
-Las lluvias llenan los ríos, y los arboles ven y escuchan.
Definitivamente se había vuelto loco.¿ Que me quería decir con todo eso?¿ Los pájaros cantan? ¿Estaba recitando poesía? Ahora? ¿Por qué? Aparte ni siquiera rimaba…a menos que…
-Los arboles ven y escuchan… un bello poema. ¿Este lugar te inspira para escribir esos versos?- esperaba que entendiera mi pregunta.
-Sí, aquí me lleno de inspiración, ven te voy a mostrar mi lugar predilecto- Al parecer había comprendido.
Caminamos unos metros hasta que encontramos una roca, una roca bastante grande. Gaeb tiro de mí para abajo.
-Este es un punto ciego, las cámaras no registran lo que pasa en este exacto punto, ni imagen, ni audio.- me miraba expectante.
-¿Cómo es que descubriste esto? ¿Hace cuanto sabes de las cámaras? ¿Quién las puso? ¿Por qué? ¿Para qué?...- las preguntas se agolpaban en la punta de mi lengua
-Tranquila, tranquila. Una pregunta a la vez, aunque solo te voy a poder decir algunas cosas Em, y no puedo explicarte por qué razones no puedo darte más respuestas- me hablo tranquilo, para que yo pudiera entender todo lo que me decía y estaba a punto de decir- Lo sé hace unos meses, y comencé a buscar baches en esa vigilancia, esta es uno de ellos, quien, porque y para que… no es algo que yo pueda contestar, lo siento.
-¿Como que no puedes decirme más nada? ¡Necesito saber! ¡Tienes que decirme!- estaba enfurecida
-No puedo- me dijo bajando la cabeza
-¡No vine hasta aquí solo para que me dijeras eso, tu sabes lo que está pasando!¡ Por favor tienes que decirme!
-No puedo, solo te diré que son problemas… eso es todo- sonaba triste
-¡Eres un cobarde! ¡Todo esto, para nada! ¡No lo puedo creer! No, no, no, vas a decírmelo, tiene que decírmelo.- No me iba a ir sin una respuesta
Levanto la mirada, había fuego en sus ojos
-Solo te pondré en peligro si te digo.
Con eso, se levantó y me dejo allí, sola en el bosque en medio de la noche, con más preguntas que respuestas.

1 comentario:

  1. o.O... Así??? yyyy que máss??? nooo, no podes dejarnos con semejante intriga! me desespero!! jajaj Muy buen capi! =) Espero con ansias el próximo!

    ResponderEliminar