Saga Perdidos, sinopsis.

sábado, 14 de mayo de 2011

Capitulo 05


El sonido de los grillos era mi acompañante esa noche. Nunca me había sentido tan sola en mi vida, o abandonada.
Había arriesgado mi pellejo al ir hasta allí, y al final, me iba congelada, conteniendo las lágrimas y con las manos vacías. Pero a la velocidad de la luz mi tristeza se convirtió en ira. Estaba enojada, muy enojada. ¿Por qué Gaeb me había tratado así? ¿Qué cosa mala había hecho? Me las va a pagar, de eso estoy segura.
Cuando me disponía a levantarme para volver a casa, escuche unos pasos, y unas voces que se iban acercando a mí. ¿Gaeb había traído a su padre para echarme? No, el no haría eso… creo.
Las voces se intensificaron.
-Está en marcha- Era la voz de Gaeb, ¿con quién estaba hablando?
-Genial.-una voz masculina que no supe identificar le contesto.-Encontramos más, y micrófonos también.
¿Mas que? ¿Cámaras?
Se hizo un silencio. Luego Gaeb pregunto
-¿Y las desconexiones? ¿Mar se está ocupando?- sonaba preocupado
-Todavía no ha logrado nada- comento el otro sujeto con tono triste- pero seguimos intentando. Mientras hay que seguir con el plan.
¿Plan? ¿Quién era este tipo? y ¿Qué estaban organizando?
-Sí, lo sé. Pero sería más fácil si lo pudieran hacer.- Gaeb sonaba derrotado
-Mientras, necesitamos una cosa más- su voz detonaba una gran expectativa- necesitamos voluntarios.
Silencio.
-No creo que sea conveniente- Gaeb parecía preocupado- ¿cómo sabremos en quien confiar?
-Nosotros corrimos el riesgo contigo.
-Si, lo sé- Gaeb contesto con tono derrotado, como si supiera que no podría hacer cambiar de opinión al otro hombre- Creo que conozco a alguien que podría interesarle.
-¿Quién?- pregunto sorprendido aquel joven
-Em Twilson
Estaba hablando de mí. ¿A mí, interesarme? ¿Qué cosa? Esto no está bien, no debería estar escuchando. Gaeb olvido que yo estaba aquí?
-¿La hija del borracho? ¿La amiga de la reparadora?- pregunto completamente escéptico.
Ok, estaban hablando de mí, de mi padre y de Jaz. Por Dios, debería irme, no debería estar escuchando esta conversación! Sabía que esto estaba mal, pero tampoco podía irme así como así, esto me concernía.
-Eh… si, ella. Sabe lo de las cámaras- Gaeb había bajado dos octavas su tono de voz.
-¿Qué sabe qué?- Pregunto casi en un grito el desconocido-¿Se lo has dicho?¿Sin consultarnos?- sonaba muy enojado.
-No es lo que parece…la-la conozco hace años, y no le dije nada, en realidad se dio cuenta sola… yo solo… le indique el lugar correcto hacia dónde mirar, y solo fue para ayudarla. Quería hablarme, y no podía quedarme callado sin más y que ella creyera que me había quedado sordo o estaba loco- Gaeb estaba nervioso, se le mezclaban las palabras y hablaba a toda velocidad
-¿Que más le dijiste?- sonaba más tranquilo
-Nada, nada lo juro. No podemos hablar, así que, aunque hubiese querido y podido no le hubiera dicho nada.
Estaba mintiéndole a aquella persona, que por la conversación parecía ser un superior de Gaeb, en lo que sea que estuvieran tramando. Le estaba diciendo que no había podido decirme, cuando en realidad nos habíamos visto hacia solo un rato y yo lo había acribillado con preguntas… ¿Por qué no le diría la verdad?
-Bueno, tú te encargaras de informarla, o más bien, primero, ponla a prueba. Veamos si es de fiar.
Y con ese último comentario, escuche como ambos se retiraban del lugar.



­­­ a que no supe identicrao mas*

Estaba tiritando y probablemente mis labios ya habían tomado una tonalidad azul ,aun así no podía moverme. Seguía allí, sentada, impune a todo lo que se me acercara. Tenía la sensación de que en ese momento nada podía afectarme, no sentía nada, no sentía el frio, el sueño, el dolor.  Era insensible a todo lo que ocurría a mi alrededor.
Me mantuve así demasiado tiempo, ya que de repente note como la oscuridad comenzaba a menguar. Estaba amaneciendo. Y yo debía volver enseguida a casa, antes de que alguien notara mi ausencia. En una hora más o menos debería estar saliendo para el campo. Utilice toda mi fuerza de voluntad para ponerme en pie y ordenarle a mis piernas que se movieran con sigilo; claro que todo no se puede en la vida, o camino como puedo, o no lo hago en absoluto, pedirme en ese momento que fuera silenciosa era una estupidez, mi estado no me permitía procesar demasiados pensamientos al mismo tiempo y mi capacidad motora se veía bastante afectada.
Inicie la vuelta a casa, trastabillando y cayéndome más veces de las que podía contar, pero volviendo en fin.
Había sido una noche muy dura. Mi conversación con Gaeb ya era suficiente para dejarme shockeada, el desinterés de él, la falta de cortesía, la falta de respuestas, todo aquello me había dejado muy mal, no entendí como Gaeb, que supuestamente me amaba... aunque ya no creía que eso fuera posible, no por la manera en que me había tratado.
Luego había presenciada una escena muy extraña, Gaeb al parecer había creído que yo ya me había ido seguramente, por que hablo libremente con este hombre sobre algún tipo de plan, o algo parecido que involucraba aquellas benditas cámaras, y ahora querían reclutarme a mí; o por lo menos eso es lo que yo había entendido. ¿Se trataba de algún tipo de plan conspirativo? No lo sabía, lo único que lograba entender era que ellos formaban parte de algún tipo de camarilla, y que tenían que reclutar gente por alguna razón, y me habían mencionado a mí ¿Por qué a mí? ¿Por qué ya sabía de las cámaras? No podía ser solo por eso, debía haber alguna otra razón… una razón que yo no lograba comprender.
Había estado caminando hacia ya un rato cuando note que había amanecido y me encontraba a un par de casas de la mía. Debía apurarme, despeje un poco mi mente y corrí hacia mi casa.Me metí por la ventana de mi cuarto. Todo se encontraba a oscuras. Del otro lado de la pared se escuchaban los ronquidos de mi padre.


*

Ya estaba cambiada y lista para una nueva jornada de trabajo, tenía la esperanza que la monotonía de cavar, o sembrar o fuera lo que me fuera a tocar hoy me permitieran despejar mi mente y aclarar mis ideas.
Fui comiendo un pan medio rancio mientras me encaminaba hacia los campos, al llegar busque mi tarjeta. El alma se me callo a los pies. Me tocaba la misma actividad que ayer. Debía trabajar con Gaeb nuevamente. Mi jefe marco mi tarjeta y la coloque en su lugar, luego me dirigí al cobertizo, ya casi se habían llevado todo, así que tuve que internarme en el pequeño cuarto para encontrar mis materiales, y en ese preciso momento una mano me tapo la boca impidiéndome gritar y me empuje más adentro del cobertizo, cerrando de un golpe la puerta.
El pánico inundaba mi sangre, todavía tenía una mano enorme tapándome la boca y mis ojos no se habían acostumbrado a la oscuridad, por lo que no podía ver a mi atacante. Aun así me defendí: le mordí la mano y el hombre me soltó y largo una sarta de insultos en voz baja. Era la voz de Gaeb.
-¿Qué carajo estás haciendo?- le pregunte con voz histérica
-¿Ahora? Inspeccionando la mordida que me has dado.¿ No tiene rabia no?- comento haciéndose el chistoso
-¿Eres imbécil?- le pregunte con toda la seriedad que pude juntar
-La última vez que lo inspeccione, no. ¿Por qué me mordiste?- pregunto
Lo mire escéptica
-Realmente eres un imbécil.¿ Me agarras de atrás, me tapas la boca y me encierras en este cobertizo y quiere que me quede quietecita como si no ocurriera nada?
-Bueno, tienes razón. No sobre lo de imbécil. No debí agarrarte así, lo que pasa es que no se me ocurrió de que otra manera poder hablarte.- sonaba avergonzado
-Utilizando la boca hubiera sido conveniente- le conteste sarcástica- Bueno, ¿a qué se debe el placer de estar atrapada aquí contigo, señor psicópata?
-Gracias- me dijo jocoso- Mira, quiero disculparme por lo de anoche.
Ok, eso me tomo desprevenida.
-No podía decirte nada, lo siento, se cuánto arriesgaste yendo hasta mi casa, lo siento- apenas lograba escucharlo, había bajado su tono de voz hasta convertirlo en un susurro.
- Eh, bueno… está bien, pero no necesitabas secuestrarme para decirme eso.- Sabia que debía haber algo más, no podía ser solo por aquello, aunque debo admitir que mis mejillas se encontraban al rojo vivo.
-Tiene razón, no era lo único que quería decirte, aunque tampoco sé cómo comenzar…
-Por el principio- lo invite.
-Sí, sí, tiene razón. Pero escúchame, antes de decirte necesito pedirte una cosa. Un promesa.- mi miro expectante
-Dime
-Prométeme que no saldrás corriendo gritando como niña pequeña, y que si decides irte e ignorar lo que voy a contarte, por lo menos, no se lo contaras a nadie.
Dude… sentía miedo, pero aun así, sabía que podía confiar en él. Era Gaeb.
-Lo prometo- dije solemne
-Ni siquiera a Jaz- me dijo serio
-Pe…
-A nadie, ese es el trato- me había cortado en medio de mi reproche
-Ok, lo prometo
-Bueno… tu querías saber sobre las cámaras, ¿no es así?- me pregunto
-Sí.
-Recuerdas la historia que nos contaban cuando estábamos en la escuela?
Por supuesto que la recordaba, me la sabia de memoria. Era una cosa : La humanidad se encontraba en bancarrota, en todos los sentidos, no solo en lo económico, sino también en lo ambiental, en lo político y en lo social. Se estaban destruyendo a ellos mismo y al planeta con ellos. En medio de todo aquello nació una revolución. La revolución de los Nuevos. Los “Nuevos” eran un grupo de jóvenes entusiastas con una inteligencia superior, que se rebelaron contra el sistema, derrocándolo y creando un gobierno diferente, un gobierno llamado “El Nuevo Sistema” (medio obvio el nombre creo yo) con un slogan por llamarlo de alguna manera, el cual dice más o menos así: “Por ti, por ellos y por nosotros, los Nuevos lucharemos”. Ese “Nuevo Sistema” es el que se encuentra vigente hoy en día. ¿Cómo derrocaron a aquellos gobiernos arcaicos? La inteligencia superior de los Nuevos volvió locos a aquellos que se encontraban en el poder, por ello, estos lanzaron un virus, un virus que se esparcía como una especie de neblina, pero claro, no consideraron que ese virus , mataría no solo a los Nuevos, sino a todo aquel que no esté resguardado, por lo tanto, la sociedad sucumbió, y ¿qué ocurrió con los Nuevos? Cuando se enteraron de lo que iba a ocurrir, viajaron a zonas deshabitadas, y es así como hoy no encontramos viviendo y trabajando aquí, y esa es también la razón por la cual la entrada a cualquier ciudad está estrictamente prohibida.
-Sí, claro que la recuerdo- le conteste
-Bueno, el problema es que, solo una parte es verdad.- me dijo Gaeb
-¿Cómo?- pregunte confundida. Aquella historia era la base de nuestra sociedad
- Em, las cosas no fueron así como ellos la contaron.- hizo una pausa- Nos están vigilando Em.
-¿Por qué? ¿Quiénes?- pregunte impacienté
-Los Nuevos. Nos vigilan porque…- freno
-¿Por qué?
De repente la puerta se abrió y una figura enorme entro al cobertizo.

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